20 Poderosas Maneras de Aumentar Tu Energía
1. Conéctate con tu propósito.
Me
acabo de levantar de la cama. Anoche decidí que me iba a despertar
temprano para aprovechar la primera hora de la mañana de este sábado,
antes del despertar de mi hija, para escribir. Casi que las sábanas
ganan y no lo logro. Pero afortunadamente, recordé en el último momento,
antes de volver a cerrar los ojos y acurrucarme de lado, hacerme una
pregunta: ¿Para qué voy a levantarme a
escribir? En mi mente comenzaron a surgir respuestas conectadas a mi
propósito, a mi deseo de lograr un objetivo, a los motivos que me
impulsaban a ponerme de pie para avanzar en la culminación de mi libro
‘El PODER para LOGRAR lo que quieras’. Inmediatamente mi energía se
elevó. Fue esa pregunta, la del propósito de la acción a ejecutar, lo
que me permitió encender mi energía. Si tu propósito, el para qué haces lo que haces,
está conectado con tu pasión, tienes una poderosa fórmula de energía
dentro de ti. Cuando haces aquello que te apasiona y entusiasma, tu
energía fluye naturalmente y se retroalimenta con tus acciones. Mientras
más te acerques a tu pasión, más energía experimentarás.
¿Qué te apasiona? ¿Qué te mueve? ¿Para qué elevar tu energía?
2. Enfócate en el resultado que deseas lograr.
No
saber hacia adonde vamos nos desgasta. La acción sin propósito y
dirección es pérdida de energía. Todo comienza con tener clara la visión
del resultado que deseas lograr. Las personas de éxito tienen un hábito
en común: orientan su actuar en función de resultados.
Siempre tienen una respuesta clara en relación a qué quieren lograr.
Esta visión les proporciona el enfoque necesario para concentrar su
tiempo y acciones en el logro de sus metas. Cuando te orientas hacia tus
metas y sientes que tu día a día te acerca a ellas, tu energía crece.
Te sientes en control de tu vida y tu auto-estima se fortalece.
¿Qué quieres lograr? ¿Cuáles son tus metas? ¿Cuál es tu visión?
3. Encuentra tus YO PUEDO
Siempre
puedes. Es posible que no puedas hacer o lograr lo que quieres en el
momento que lo estás deseando. Pero siempre puedes hacer algo.
Hace
dos días estaba dictando un taller sobre “Balance de Vida y Trabajo”
para ejecutivos y personal de Microsoft en Lima, Perú. Uno de ellos se
me acercó para hacerme una pregunta:
-”Mucho de lo que has dicho
suena muy bien y sería ideal. Pero, qué pasa cuando uno no puede hacer
cambios en su vida. Cuándo uno ya está casado, con hijos y una hipoteca,
incapaz de tomar riesgos por el compromiso hacia los tuyos, ¿qué
haces?”
Le respondí: “Yo te entiendo. También me encuentro en este
momento en una etapa en mi vida en la cual no tengo la capacidad de
riesgo que tenía antes. Sin embargo, recuerda: lo más importante no es
en dónde te encuentras, sino cuál es tu dirección.
Si bien puede
que no tengamos la capacidad de cambiar rápidamente en dónde nos
encontramos, siempre podemos modificar nuestra dirección. Es sencillo:
nuestra dirección es determinada, en primera instancia, por nuestros
pensamientos. Lo que pensamos precede a nuestras acciones y éstas a
nuestros resultados. Cambia tus pensamientos y poco a poco comenzarás a
obtener nuevos resultados. Y esto, mi querido amigo, es algo que siempre
podemos hacer: elegir nuevos pensamientos. Con este solo y simple
hecho, tienes el poder para iniciar el cambio que quieres ver en tu
vida.”
Si no puedes hacer grandes cambios en este momento, ¿qué
pequeñas transformaciones sí están en tu poder? Modificaciones que te
permitan ir variando el rumbo para apuntar hacia el destino deseado.
Dirigir
tu vida hacia la visión que en el fondo deseas puede requerir gran
energía. Pero al igual que mover todo un buque de cientos de toneladas,
todo comienza por un pequeño cambio. No te concentres en tus “yo no
puedo”. Todos los tenemos. Sin embargo, es en nuestros “yo puedo”, por
pequeños que sean, en donde está nuestro poder de redirigir nuestra
vida.”
Recuerda: tu enfoque determina tu nivel de energía.
¿En
qué te enfocas usualmente? ¿En lo que no puedes o en lo que sí puedes?
Conéctate con tus “yo puedo” y estarás alimentando tu energía.
4. Encuentra la fe en ti mismo.
Ayer
culminó un taller de dos días organizado por uno de mis clientes de la
industria petrolera, en el cual yo participé como consultor para su
diseño y como co-facilitador del proceso. Para este taller, uno de los
recursos que se empleó de manera didáctica fue la película Carrozas de
Fuego. Se escogieron diversos fragmentos en los cuales se reflejaban
varios de los conceptos a trabajar en el evento. En una de las escenas
seleccionadas, Eric Liddell habla ante una multitud congregada bajo la
lluvia. Liddlell, quien era un pastor religioso, habla sobre la
similitud entre la fe y una carrera.
“¿De dónde nos viene la fuerza para llegar hasta el final de la carrera cuando ya creemos que no podemos? Viene de adentro.”
La
fe es quizá, junto a la pasión, una de las fuerzas más poderosas a las
que el ser humano puede conectarse. Es un recurso interior que te
permite ir más allá. Es al conectarte con la fe cuando puedes construir
lo que hoy es desconocido. La fe es la gasolina suprema. Conéctate con
ella, decide creer en algo más allá de lo visible y sentirás una energía
que te acompañará hasta el logro de tu visión.
5. Muévete de manera diferente .
¿Qué
es primero: el huevo o la gallina? Lo mismo podemos preguntarnos sobre
la energía y el movimiento. Obviamente necesitamos de energía para
producir movimiento. A la vez, el movimiento por sí mismo es un
generador de energía. ¿No te quedas a veces esperando a que surja tu
sensación de vitalidad para ponerte en acción? En la práctica, muy
factiblemente, lo que necesitas es ponerte en movimiento, en acción
física, para movilizar tu energía y hacerla subir. Tu nivel de energía
está directamente relacionado a la manera como te mueves. ¿Te falta
energía? Significa que te falta movimiento. No esperes a tenerla para
ponerte en acción. Just do it! Como dice el famoso slogan de Nike.
¿Quieres
transformar tu energía? Haz en este instante ese movimiento y grita
“¡¡¡Sí!!!”. Explora tu cuerpo. Juega con tu capacidad de moverte para
aumentar tu energía. No esperes a tenerla. A veces está simplemente
“estancada” y esperando porque actives tu fisiología para poder fluir y
expandirse.
6. Cambia tu expresión facial.
A
finales de la década de 1980 se realizó un experimento muy interesante
con pacientes maníaco depresivos. Fue muy sencillo: en las paredes de
las salas comunes de la clínica en donde se encontraban recluidos los
pacientes, colocaron numerosos espejos. A estas personas les fue dada
una simple instrucción: “cada vez que te encuentres frente a tu reflejo,
sonríe. No importa si te sientes como para hacerlo. Lo único que tienes
que hacer es flexionar los músculos de tu rostro tal y como cuando uno
se sonríe”.
Los resultados fueron sorprendentes. Al cabo de unas
semanas, varios de los pacientes ya habían expresado cambios visibles en
su estado de ánimo. La depresión parecía disolverse a medida que estas
personas incorporaban el hábito de sonreír varias veces al día.
¿Qué
sucedía? ¿Cómo era esto posible? Los músculos de tu rostro funcionan
como torniquetes, facilitando o disminuyendo el paso de la sangre hacia
la zona frontal de tu cerebro. Si tus tensiones, frustraciones o
amarguras se ven reflejadas en la rigidez de tu rostro, el flujo
sanguíneo y el nivel de oxígeno que le llega a tu cerebro se ve
reducido. Al sonreír, los 32 músculos de tu cara bombean un mayor nivel
de oxígeno a los lóbulos centrales. Esto estimula la secreción de
endorfinas, hormonas neuronales que inducen estados de placer los cuales
comienzan a contrarrestar patrones de depresión, tristeza, apatía,
rabia.
Imagínate: ¡¡Prozac gratis!! Y con un maravilloso efecto
secundario: otros te devolverán sus sonrisas al verte. Así que la
prescripción es simple: ríete más a menudo. Incluso, puedes probar hacer
morisquetas para intensificar tus dosis de endorfinas.
7. Respira diferente.
Una
de las primeras respuestas fisiológicas que cambia cuando tu
emocionalidad se transforma es la respiración. Por ejemplo, cuando
comienzas a estresarte tu respirar se tensa y se hace cada vez menos
profundo. Cuando te excitas… bueno, ya sabes. Cuando necesites
inyectarte energía instantánea, emplea el principio de cambiar el cuerpo
para influir sobre tu emocionalidad al respirar diferente de manera
deliberada.
¿Cómo respiras cuando estás lleno de energía y
vitalidad? ¿Cómo respiras cuando estás en tus mejores momentos? Si
inhalas y exhalas como cuando te encuentras en esos estados, comenzarás a
sentir esa energía. Recuerda que tu energía proviene de tus células;
particularmente de esas minúsculas fábricas de energía celular llamadas
mitocondrias. En ellas y junto a la inyección de oxígeno suministrada
por tu respiración, la glucosa es transformada en energía. Más oxígeno
en tu organismo a través de una profunda respiración se traduce en una
mayor generación de energía. Tu cerebro también se alimenta de oxígeno y
al llenarlo de él, tu capacidad de estar alerta y despierto, aumenta.
Oxigena tu cuerpo -respirando profundamente, ejercitándote o haciendo el
amor- y llénate de vitalidad. No en vano para muchas filosofías y
sistemas de vida oriental, la respiración es tu conexión con la energía
del universo.
8. Medita.
Hablando
de prácticas orientales, la meditación es una excelente manera de
cuidar y potenciar tu energía. Cuando aprendí a meditar, comencé a
verificar algo que ya mi instructor de meditación me había advertido:
necesitaba menos horas de sueño. La meditación nos recarga y en muchos
casos, nos ayuda a liberarnos de aquello que está bloqueando nuestra
energía. Existen muchos tipos de meditación. Una manera de hacerlo es
concentrándote en tu respiración como “ancla” para tu mente. Simplemente
cierras tus ojos y colocas tu atención en el proceso y las sensaciones
de tu respirar. Sin buscar cambiar nada, sino más bien siendo testigo de
tu proceso, por unos minutos te concentras suavemente en tu respirar.
Pruébalo. Cierra tus ojos y simplemente respira por unos 3 a 5 minutos.
Vamos, regálate estos minutos. Obséquiate este mini-descanso… y comienza
a agarrarle el gustito a la meditación.
9. Hazte preguntas que te potencien.
¿Qué hay de malo en tu vida? ¡¡Para!! No lo hagas, no lo pienses. ¡Rápido! Pon una sonrisa, saca la lengua.
¿Qué
cosas te inspiran? ¿Qué hace vibrar tu alma y enciende tu pasión? ¿Qué
aspectos sí se encuentra bajo tu control? ¿Qué sí puedes hacer hoy -por
pequeña que sea tu acción- para mejorar tu vida? ¿Cómo vas a aumentar tu
capacidad para avanzar hacia tus metas? ¿A quién amas? ¿Quién te ama?. Te
apuesto a que experimentaste un cambio de energía entre el momento
cuando leíste la primera pregunta (de apenas fracciones de segundo,
espero) y las siguientes. Recuerda, es muy simple: tu preguntas
frecuentes determinan tu enfoque; aquello con lo que te conectas,
impacta tu energía. Diseña tus propias preguntas potenciadoras. Emplea
conscientemente el poder que ellas tienen para dirigir tu mente hacia
los pensamientos que te nutren y elevan tu vibración.
10. Conéctate con emociones inspiradoras.
Algunas
películas nos conmueven. Es cuando se ven expresados magistralmente por
la magia de la actuación, la escenografía y la musicalización, momentos
que disparan emociones intensas. Yo lloro al ver algunas de esas
escenas. Aunque no tanto como Carol, mi esposa: cuando yo tengo los ojos
aguados, ya ella está llorando a moco tendido. Hay películas, libros,
biografías e historias que nos muestran el poder de la fe, la
determinación, el amor, la esperanza; nos inspiran a través de la
muestra de otros seres humanos que han soñado, vencido y surgido.
Recuerda esas escenas que te emocionaron y utilízalas como inspiración
para lo que tienes que hacer, superar y lograr.
Pasión, amor,
convicción, triunfo, coraje, fe, determinación, compasión, alegría,
entusiasmo… cuando nos dejamos tocar por estas emociones no nos queda
otra que sentirnos inspirados por la grandeza humana. Esa misma que
reside en ti.
11. Ingiere alimentos que te den energía en vez de restarte.
Tengo
que confesarte algo. Hace un par de horas almorcé un gran plato de
pasta y todavía me siento pesado. De hecho, mi cuerpo me pidió dormir
una siesta después de semejante comilona. Realmente, fue un
contra-ejemplo de lo que quiero compartir contigo. La digestión es la
segunda de las funciones biológicas que más energía consume. ¿La
primera?¡Sexo!
Cuando ingieres alimentos y se dispara el
proceso digestivo, tu cuerpo requiere dedicar gran parte de su energía
al procesamiento y transformación de lo ingerido. Si la comida no es
particularmente “amigable” a tu cuerpo, la energía requerida es enorme.
Tanto así que te da sueño, te sientes pesado y te provoca no hacer nada
por un buen rato. Sin entrar en detalles sobre nutrición y alimentación
(ya que es un tema complejo), sí quiero comunicarte lo siguiente: si
deseas optimizar tu energía y mantener consistentemente los niveles
necesarios de vitalidad para lograr tus objetivos, es importante elegir
conscientemente lo que comes.
Es impresionante cómo a veces
cuidamos más lo que damos “de comer” a nuestro coche que a nuestro
propio cuerpo. La gasolina del octanaje equivocado le restaría potencia
al motor y el aceite de mala calidad puede disminuiría la vida del
mismo. Tu cuerpo está compuesto de millones de diminutos motores
energéticos de los cuales depende tu vida y tu capacidad de estar en
acción: tus células. Ellas también requiere de la “gasolina” del
octanaje adecuado y del “aceite” que les permita funcionar en óptimas
condiciones. Sin embargo, hay quienes poco les importa lo que ingieren.
Lo que comes no es inocente; tiene un impacto sobre tu bioquímica y en
última instancia sobre tu vitalidad.
¿Qué es más valioso, tu coche o tu cuerpo? ¿Cómo es la calidad de la “gasolina” que le suministras a tu cuerpo?
12. Haz ejercicio físico.
El
ejercicio ayuda a fortalecer tus órganos y a mantener tus sistemas
internos funcionando en óptimo estado. Si haces ejercicios
adecuadamente, después de hacerlos te sentirás con más energía. A veces
me he sentido cansado y a punto de postergar mi sesión de pesas. Pero
una vez que las hago, siento cómo vuelve la energía a mi cuerpo. Prueba
qué ejercicios te sirven para despertar tu vitalidad y empléalos como un
recurso para mantener tu salud y energía en alto.
13. Asegúrate un descanso de calidad.
Para
tener más energía, a veces lo que necesitas es parar un rato. Es
lógico: al descansar te recuperas de la energía perdida. Cuida que tu
sueño sea reparador. Si no lo es, busca hacer cambios en tu ambiente que
te ayuden a lograrlo. Puedes hacer más oscuro tu cuarto, comprar unas
mejores almohadas o abrir las ventanas para mejorar la ventilación. Para
un sueño reparador, es importante ayudar a que la mente “se duerma” al
son de tu cuerpo. Procura no ver programas de alto impacto visual ni
psicológico justo antes de dormirte. Así como quizá en la mañana
necesitas de unos minutos para “calentar tus motores”, asegúrate también
un proceso para ir bajando las revoluciones mentales antes de dormir.
Desconéctate del día. Ya lo que podías hacer hoy lo hiciste. De haber
quedado algo pendiente, no lo puedes resolver sino hasta mañana. Por lo
tanto, suéltalo. Déjalo tranquilo y más bien, conéctate con aquello que
puede inducirte emociones placenteras antes de caer en tu mundo onírico.
Para esto, puedes hacerte estas preguntas cuando ya te encuentres
acostado y con las luces apagadas: ¿Qué he disfrutado hoy? ¿Cómo este
día ha contribuido al logro de mis metas? ¿Qué he aprendido hoy? ¿Qué he
dado hoy? ¿De qué puedo estar agradecido? Y dulces sueños…
14. Estimula tus sentidos.
Luz
y colores… música… agua… olor a canela… brisa tocando tu piel.
Estimular tus sentidos incrementa tu energía. Puede ser tan simple como
prender una luz; o mejor aun, salir para permitir que el reflejo de la
luz solar estimule tus ojos. Prueba escuchar una música que te inspire o
tómate un vaso frío y refrescante de agua o jugo de frutas. Inspira un
aroma estimulante o permítele a tu piel ser estimulada con sensaciones
que te ayuden a elevar el nivel de alerta. En definitiva, cosas tan
sencillas para despertar tus sentidos como echarte agua fría en la cara,
pueden hacer una diferencia positiva en un momento en el cual sientes
que tu energía va en picada.
15. ¡Hidrátate!
6
a 10 vasos al día es lo recomendado por los médicos. Deepak Chopra
sugiere que cargues contigo en todo momento una botella de agua con el
objetivo de tomar sorbos cada 20 a 30 minutos durante todo el día. Tu
cuerpo está compuesto en un 70% de agua. No es sorpresa encontrar que
depende de este preciado líquido para funcionar en excelentes
condiciones. Cuando tu cerebro dispara la sensación de sed, ya es tarde:
tu cuerpo está en proceso de deshidratación. Y cuando esto sucede, tu
energía cae. No dependas de la señal de sed para ingerir agua. Más bien
desarrolla el hábito de ingerir este líquido continuamente durante el
día. Claro que irás más frecuentemente al baño, pero estarás limpiando
tu organismo y manteniendo su nivel de energía.
16. Conéctate con la naturaleza.
La
ciudad donde vivo, Caracas, está cercada en su lindero norte por unas
hermosas montañas a las cuales se les conoce con el nombre de “El
Ávila”. Prácticamente desde cualquier punto de la ciudad puedes observar
la majestuosidad de estos cerros. Al contemplar la verde silueta de sus
picos en contraste con el azul intenso del cielo, inmediatamente mis
pulmones se ensanchan para respirar profundamente y mi energía surge.
Imagino que algo similar debe sucederte a ti cuando entras en contacto
con la naturaleza, como por ejemplo al darte el regalo de observar y
sentir un hermoso paisaje. La naturaleza proyecta una magia que penetra
en ti, estimulando tus sentidos y llevándote a pensamientos con altas
dosis de inspiración. Las olas rompiendo en la costa; las bandadas de
pájaros surcando el cielo al atardecer; el rozar de la fresca brisa en
tu rostro; el aroma de las flores; el cantar de los grillos; los
hermosos colores naranja de las nubes cuando el sol baja.
¿Cuándo fue la última vez que realmente te conectaste con la naturaleza? ¿Qué estás esperando para repetirlo?
17. Toma tiempo para estar solo.
En
ocasiones necesitas recuperar tu centro. ¿No es cierto? Me refiero a
regalarte un momento para estar solo y asentar tu mente y emociones.
Para reflexionar, dejarte sentir y reconectarte con lo que es más
importante. O simplemente, para encontrar respuesta a preguntas
acuciantes en la sabiduría del silencio. Me refiero a realmente estar
contigo, no con el televisor y ni siquiera con un libro. Sólo con tus
pensamientos y tu sentir. Del silencio surge lo que quieres decir. De la
calma brota lo que has de hacer. Al estar quieto haces posible el
reencuentro con tu ser. Para. Calla. Céntrate. Déjate estar, déjate ser.
Es en el silencio cuando mejor puedes escuchar tu intuición; es en ese
espacio que puedes reencontrar tu centro, tu norte, tu esencia, tu
profundidad, tu poder.
Por tres minutos, deja de leer y permítete
estar en silencio. Simplemente… Respira. Siente. Y desde el silencio…
vuelve a surgir para actuar tu verdad.
18. Conéctate con la energía de otras personas.
Como
dice mi amigo y excelente conferencista Eduardo Martí, hay personas que
son desagüe, mientras otras son fuente. Desagüe son quienes al entrar
en contacto contigo, te dejan con menos energía de la que tenías antes.
Son personas demandantes, muchas veces negativas, cínicas. ¿Conoces a
alguien así? Fuente son quienes te surten de nuevas energías. Son
individuos por lo general positivos y entusiastas quienes además
muestran un genuino interés por ti. Cuando sales de estar en su
compañía, te sientes como con las pilas recargadas. Las personas con
quienes te rodeas impactan tu energía. Cuida de quién te acompañas y
particularmente, cuando sientas la necesidad de elevar tu vitalidad,
busca a las que son fuente. Claro está, ellas estarán ahí para ti en la
medida en que tú también seas más fuente que desagüe.
19. Logra una meta o cierra un ciclo importante.
Ayer
por la noche estaba revisando mi lista de metas para la semana que está
terminando. Comencé a marcar aquellos resultados que había conseguido
generar durante la semana. Cada vez que reconocía el logro de una de mis
metas, sentía que mi energía aumentaba. Es extraño, pero el sólo hecho
de hacer la marca de “completado” pareciera disparar un chorro de
endorfinas en nuestro cerebro. Tanto así, que a veces le agrego cosas a
mi lista de resultados y acciones para mi día o semana que no tenía
inicialmente, pero que ya he hecho. Con sólo marcarlo como completado,
experimento una inyección psicológica de energía. Cuidado: ¡Completar
tus metas puede llegar a ser adictivo!
20. Libérate de algo.
Tu
energía puede estar siendo consumida por personas, situaciones o
incluso metas que no están alineadas con tu visión de vida. Metas del
tipo “yo debería”. Asuntos o conversaciones pendientes. Eso que aun no
has resuelto pero lo cual continúa saltando a tu memoria. Situaciones
que no son como quieres pero has estado tolerando, a costa de tu propio
bienestar. Ideas sobre proyectos o actividades que quieres realizar,
pero sobre las cuales no has hecho nada todavía. Puede ser una memoria,
un ciclo que permanece abierto, la idea para la cena de la próxima
semana, lo que no te agrada de otro o el producto que estás por lanzar
al mercado. Todo esto consume energía. Imagina que tu mente tiene 100
unidades de atención. Estas unidades representan tu capacidad de asignar
una porción de tu energía mental para procesar o tan sólo recordar
algo. En la medida en que esas unidades se dispersan al tener presente
muchas cosas en tu cabeza, tu energía mental disminuye. Imagina el
siguiente inventario mental:
- 20 unidades de atención asignadas a las cosas pendientes.
- 12 unidades atrapadas en los pensamientos sobre la conversación que aun no te has decidido tener.
- 14 unidades enfocadas en lo que estás tolerando de tu compañero y ante lo cual no has llegado a un acuerdo.
- 18 unidades encargándose de alimentar tu miedo ante el reto que estás por asumir, pensando en lo peor.
- 19 unidades ubicadas en procesos de pensamiento agotadores sobre cosas fuera de tu control.
- 3 unidades fijadas en el recuerdo del bombillo del pasillo que tienes por cambiar (por cierto, esto me recuerda que tengo que…)
¿Cuánto
te queda? ¡Apenas 14 unidades de atención para dedicarle al disfrute de
tu vida y el logro de tus metas! Suelta. Libérate. Identifica qué le
está restando a tu energía y no te está agregando valor. Escríbelo.
Decide. Actúa. Salta. Resuelve. Negocia. Olvida. Acepta. Al hacerlo
recuperarás energía y aumentarás tu capacidad de enfocarla en lo que te
permita lograr mayor satisfacción y productividad.
Con Amor,
María D.
fuente:
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